martes, 12 de junio de 2012

textos literarios

LA NOVELA.


DEFINICIÓN DEL GÉNERO NOVELA: Una novela es un relato de lo que les sucede a ciertas personas en cierto lugar, tiempo y circunstancias. Así que los tres elementos constituyentes de una novela son: ACCIÓN (lo que sucede), CARACTERES (las personas) y AMBIENTE (el escenario, la época, la atmósfera).

CARACTESRISTICAS DE LA NOVELA.
La narrativa

La narrativa o épica, entendida como la atención que el escritor presta a lo que ocurre fuera de él para intentar transmitirlo de la manera más objetiva posible, con más o menos imparcialidad, es uno de los géneros literarios, junto a la lírica, la dramática y el ensayo, que conforman cada uno de los distintos grupos en que pueden ser clasificadas las obras literarias atendiendo a determinadas características comunes.

La épica o narrativa suele presentarse en prosa (salvo casos como los romances o los cantares de gesta, escritos en verso), sobre todo en los últimos tiempos.

  1. La novela: suele tener una extensión y complejidad mayores que el cuento. Se caracteriza por la libertad: este subgénero no tiene límites y puede contener desde diálogos con clara intención dramática o teatral hasta fragmentos líricos o descriptivos. Los subgéneros novelescos son numerosísimos: novela histórica, de aventuras, rosa, policíaca, de acción, negra, psicológica, de caballerías, de amor, de tesis, social... La única condición es que esté escrita en prosa y que en ella intervengan unos personajes sobre los que se nos diga algo. Actualmente, la novela es el principal de los subgéneros literarios. La mayoría de los lectores sólo leen novelas, lo cual se ve favorecido por un potente mercado editorial que en los últimos tiempos se ha volcado con esta modalidad literaria.

La acción

Por acción entendemos la historia que se va desarrollando ante nuestros ojos a medida que leemos la novela. En una narración se suelen suceder varias acciones a la vez, las primarias y las secundarias, que, entretejidas entre sí, forman el cuerpo de la novela o argumento. Es importante que las acciones sucesivas sean verosímiles o creíbles, es decir, deben desarrollarse dentro de la lógica interna de la novela. Asimismo, el autor debe cuidarse de no caer en contradicciones argumentales para que la acción avance sin problemas. El orden de la acción, desde un punto de vista clásico, suele responder a la siguiente estructura interna:

Planteamiento: es la presentación de los personajes y el establecimiento de la acción que se va a desarrollar. Además, se expone el marco temporal y espacial en que se situará la historia.
Nudo o desarrollo: la situación expuesta en el planteamiento comienza a evolucionar, es decir, se desarrolla el conflicto en el que se verán inmersos los personajes. En la novela suele haber un conflicto principal y otros secundarios que dependen, en mayor o menor medida, de aquél.
Desenlace: es la resolución del conflicto y el final de los sucesos que se han planteado. Puede ser positivo y alegre, neutro, o negativo y desgraciado.

De todos modos, y sobre todo desde la renovación de la novela a partir de mediados del siglo XX, es habitual que esta estructura se vea truncada:

In media res o principio abrupto: consiste en iniciar la acción cuanto esta se encuentra en pleno desarrollo, sin haber presentado previamente a los personajes.
Estructura inversa: el autor adelanta el desenlace de la novela en las primeras páginas de la misma, y posteriormente se dedica a contar cómo los acontecimientos evolucionan hasta llegar a ese final.
Final abierto: la historia no termina de resolverse, ni positiva ni negativamente, de manera que el lector percibe la sensación de que la acción se extiende más allá de los límites de la novela.

El tiempo

El desarrollo argumental de una narración suele evolucionar a través del tiempo. Este tiempo de la novela no tiene por qué presentarse de manera lineal u ordenada, sino que puede ser alterado libremente por el autor con finalidad estilística, argumental o estructural. Esta técnica consistente en alterar el orden lógico de la narración se denomina temporalización anacrónica, y cuenta con dos recursos:

Analepsis o retrospección (flash-back): es un salto hacia atrás en el tiempo de la historia.
Prolepsis o anticipación (flash-forward): el autor adelanta acciones que aún no se han producido en el relato primario de la novela, es decir, se trata de un salto hacia delante.

En relación con el tiempo en la novela no podemos olvidar el concepto duración. Un acontecimiento puede durar lo mismo en una narración que en la vida real, pero también puede ser resumido de manera que, por ejemplo, varios años transcurran en pocas páginas, o dilatado en el tiempo, y así un hecho mínimo puede ser descrito y analizado con detenimiento abarcando un gran número de páginas.

El espacio

La situación física en que se encuentran los personajes es uno de los recursos principales que los autores utilizan para contextualizar las historias narrativas. Una novela se puede desarrollar en un lugar o en varios, en espacios interiores o exteriores, rurales o urbanos, con los siguientes fines:

dar credibilidad a la historia,
contextualizar a los personajes,
Producir efectos ambientales y simbólicos.

Los novelistas se suelen valer de la técnica de la descripción para presentar los espacios. Durante el movimiento literario realista del siglo XIX la descripción y el análisis de los espacios alcanzaron prácticamente la misma importancia que la historia narrada. En la literatura actual se muestra el espacio a través de los ojos de los personajes o del narrador.

Los personajes

Los personajes son las personas, reales o ficticias, que desarrollan la acción narrada por el novelista. Los personajes principales o centrales son denominados protagonistas, mientras que los demás son secundarios. Es fundamental que el narrador ofrezca al lector una caracterización de los personajes, que puede ser:

Física: se describe el aspecto y el modo de vestir.
Psicológica: cómo piensan, qué opinan ante la realidad circundante, cómo se comportan.
Mixta: es una mezcla de las dos anteriores. Esta técnica se denomina retrato.

En una novela hay varios tipos de personajes:

Agente de la acción: lleva el peso del desarrollo argumental y es el centro de atención de la historia narrada.
Elemento decorativo: no aporta nada fundamental a la acción, sino que su función se limita a dar credibilidad a las acciones que le suceden al protagonista. Suelen formar parte de las escenas de grupo.
Portavoz de la ideología del autor: a través de un personaje, que puede ser protagonista o secundario, el narrador se introduce intelectualmente en la acción y aporta su punto de vista personal al desarrollo argumental.

Los personajes de una novela se pueden presentar ante el lector de distintos modos:

Por sí mismos. Este recurso suele aparecer en las novelas autobiográficas.
A través de otro personaje.
A través del narrador.
De forma mixta, combinando las tres formas anteriores.

El narrador

Por narrador se entiende la voz que cuenta lo que sucede en la novela. El autor puede narrar los hechos directamente, o bien elegir a un personaje que, con más o menos protagonismo, vaya contando desde dentro la historia. Además, en una misma narración puede haber distintos tipos de narradores, es decir, voces diversas que aportan puntos de vista distintos. Veamos más detenidamente cada uno de los tipos de narrador que hemos mencionado:

Narrador omnisciente: suele corresponderse con la voz del autor, que nos cuenta todo lo que los personajes hacen, dicen o piensan. El narrador omnisciente no justifica por qué conoce todos los datos que aporta, y el lector acepta esa voz que todo lo sabe como la voz del autor.
Narrador personaje: en ocasiones, la historia es narrada por uno de sus personajes, aunque hemos de diferenciar entre el narrador-protagonista y el narrador-secundario. En el primer caso, la narración suele ser autobiográfica, ya que el narrador-protagonista se sitúa como centro de la acción y relata los hechos desde su propio punto de vista. En el segundo caso, el narrador-secundario es espectador de la acción, y la presenta según su mayor o menor proximidad a los protagonistas. Estos narradores-personajes no suelen ser omniscientes, sino que sólo cuentan aquello que conocen por experiencia propia o por conocimiento ajeno.

A partir de la renovación de la novela a mediados del siglo XX, cada vez son más frecuentes las novelas en las que intervienen distintas visiones de los personajes que están involucrados en la acción, en lo que puede denominarse narración colectiva. Un mismo hacho es narrado por varios personajes distintos, con lo que el lector obtiene una visión completa y diversa de la historia, enriquecida por puntos de vista diferentes.

En ocasiones, el autor de una novela no dirige su historia directamente al lector, sino a un personaje de ficción. Este personaje recibe el nombre de narratorio.
la novela no necesariamente se reproduce por mediio de la televicion, si no que tambien existen novelas escritas, como libros...
estas son algunas imagenes de novelas en lubros y en televicion:

       
     

para poder ver resumenes de cualquier novela entra a esta pagina:

http://toolbar.inbox.com/lp/lpu.aspx?c=Telenovelas-SP2&tbid=80130&k=Telenovelas&b=GGL_XT_ppc29_80130_36_01_00_*GeoUSCA*_-Search-_b__telenovelas&lng=es&s=awppc29


 EJEMPLOS DE NOVELAS:

AMOR ADOLESCENTE

La puerta de la calle se abrió para cerrarse poco después. Era la una y media de la tarde.

- Hola buenas tardes, tengo tanta hambre que me comería un caballo.

Juan llegaba exhausto a su casa después de una dura jornada de trabajo, la sonrisa que le acompañaba delataba su buen humor.

María tenía por costumbre fijarse en el rostro de su único hijo cuando éste llegaba a casa. Le observaba, si veía que sus ojos brillaban, sabía que la conversación estaba asegurada, por el contrario, si los ojos de su descendiente carecían de brillo y sus párpados parecían pesados, lo mejor era no llevarle la contraria y hablar lo menos posible con él.

- Sabes Juan que tu tía, la de Santander, la mujer del hermano de tu padre, ¿te acuerdas de ella?, bueno, pues esa. Eras muy pequeño la última vez que la viste. El caso es que va a venir a visitarnos. Su marido murió hace tres meses, fíjate y ni tan siquiera nos habíamos enterado. Se encuentra sola y lo está pasando muy mal, por eso ha decidido venirse a Salamanca antes de irse definitivamente a vivir al sur. Mientras arregla todo lo de su pensión y vende el chalet que tiene allí en el norte, permanecerá aquí, después, con el dinero que consiga, se comprará un apartamento en Málaga. Ese compás de espera ha decidido vivirlo conmigo. No te molesta, ¿verdad?. Seguro que te cae bien, es una mujer alegre y divertida, aunque como hace tan poco que se ha quedado viuda lo mismo nos viene con la mirada llena de tristeza.

- No sé madre, nuestra casa es muy humilde. Según me cuentas, ella está acostumbrada a vivir con más comodidades que las que aquí va a encontrar, encima han comenzado a bajar las temperaturas y esta casa es tan fría que lo mismo hasta la acaba aborreciendo, aunque si es para poco tiempo, puede que tenga suerte y el invierno decida no hostigarnos con demasiada crudeza.

Tú verás, a mí me da igual.

Si quieres, que duerma en mi habitación, yo dormiré aquí en el salón. Hace mucho tiempo que no utilizamos el sofá cama.

- Hijo mío, has de comprender que me resulta muy difícil negarle este favor, no deja de ser de la familia aunque haga tanto tiempo que no la vemos. Pero has de saber, que si por cualquier cosa deseas que no venga, ya inventaré alguna excusa con la que deshacerme de ella.

- No, madre, tú tranquila, si yo lo decía por ella, a mí me da igual, lo que pasa es que si es una de esas remilgadas, aquí lo va a pasar mal, ¿me entiendes?.

- No, hombre, remilgada no es, no creo que se queje de dinero, pero sus raíces son idénticas a las nuestras. Se acostumbrará, además, ¿no dicen eso de: a caballo regalado no se le mires los dientes?, pues eso.

- Me muero y no soy capaz de ponerte en la onda, el refrán, antiguamente puede que fuera así, pero ahora se dice: a jaco regalao no le mires los piños.

Los dos soltaron una sonora carcajada.

María, sin dejar de reírse, se levantó de la mesa para apartarle a su única razón de vivir un caliente y oloroso plato de lentejas. Cuando se hallaba con el cazo en la mano derecha y el plato en la mano izquierda recordó que el día anterior su hijo había comido lo mismo. "Pobrecillo, se merece algo mejor. Señor acuérdate de él, es un buen chaval, no me lo abandones”.

- Madre, ¿cuándo dijiste que venía?.

- No te lo he dicho, ni tan siquiera yo lo sé, pero creo que de esta semana no pasa.

¿A qué día estamos hoy?.

- A veinte, ¿no?.

- No, pregunto que si estamos a miércoles o a jueves. Que cabeza la mía.

Voy para vieja hijo mío, dentro de poco tendrás que meterme en una de esas residencias del Inserso.

- Eso nunca madre, eso nunca, bien sabes tú que yo no soy capaz de hacerte eso.

- Sí hijo mío, pero no te pienses que la vida es tan fácil. Tú probablemente quieras tenerme cerca pero cuando te cases, ¿querrá verme cerca también tu mujer?. No te preocupes, mi felicidad está basada en tu felicidad y yo seré feliz sólo cuando lo seas tú. Así pues, lo que hagas, bien hecho estará.

- Mi mujer tendrá que aceptarte. Todo lo que has hecho por mí no lo voy a olvidar tan fácilmente. Ella sabrá lo que hace. Si por casualidad llega a pensar que uno de los tres sobra, la decisión la tendrá muy fácil. Yo pienso que si me encuentro mal en un sitio, me voy y punto. No voy a echar a todos los que en ese sitio se encuentran para estar yo más cómodo, ¿no te parece así madre?.

- No, cariño mío, no me parece así. Por de pronto estás pensando que cuando te cases vivirás aquí, y eso lo veo más que improbable. No vas a estar trabajando tan duro como trabajas para luego no poder comprarte tu propia casa. Ahora eres joven y lo ves todo demasiado claro, los años te darán madurez y también te darán confusión. Cuando seas un hombretón te darás cuenta que las decisiones son cada vez más difíciles de tomar, pero eso no hace falta que te lo diga yo, eso te lo dirá la vida. Pues como dice el refrán, más sabe el Diablo por viejo, que por Diablo, y no me vengas diciendo que ahora ese refrán se dice de otra manera, porque te tiro con lo primero que encuentre.

¿Está claro colega?, ¿o no está claro?.

- Sí señora, está clarísimo, lo que usted diga, cómo voy yo a llevarle la contraria a tan preciada dama.

Las carcajadas volvieron a inundar de amistad la pequeña cocina.

- Vamos dormilón, que son las seis y media.

Tienes ya preparado el café. El bocadillo te lo he puesto de salchichón, hace mucho que no comes embutido.

Abrígate bien que hace frío.

Cuando llegues al mediodía, estará aquí ya tu tía. Espero que cuando entres en casa tus ojos brillen como el sol, no quisiera que le dieras una mala impresión a nuestra invitada, así pues, no riñas con nadie y tómatelo con filosofía, ¿vale?.

- Joder tía, me parece mentira que te levantes con tantas ganas de cascar, cállate un ratito que mi mente no está preparada todavía para cavilar.

- Vaya juventud, si no te quedaras a ver la tele hasta tan tarde, te levantarías con mejor humor, ¿no ves a tu madre?, a las diez como muy tardar en la cama y a las seis y media de la mañana como una rosa.

- A las diez, pero si son las ocho de la tarde y ya estás dando cabezazos. Si duermes más que la Hilaria, que se levantaba de la cama sólo para poderse echar la siesta.

- Pero a ti quién te enseña esas frases, ¿cómo puedes decir tantas gilipolleces?. Yo creo que te las inventas tú. Voy a coger un día papel y lápiz y te las voy a ir apuntando, para que dentro de unos años te des cuenta de las paridas que decías.

- Paridas, tú si que dices paridas. No te pongo en la onda ni pa dios. Hala, vete a la cama y duérmete otras dos o tres horitas.

- Claro que me voy a la cama, pero porque hace mucho frío y porque no tengo nada que hacer, ¿pero que te piensas tú?, ¿qué crees, que me duermo?, sería incapaz de cerrar los ojos.

- Vale, vale, lo que tú digas.

Juan echó mano a la ropa que se iba a poner y la metió en la cama. Al notarla tan fría se imaginó una espesa capa de hielo cubriendo los escasos coches que aparcaban cerca de su casa. "Joder y me toca hoy quedarme con la cuba del hormigón, allí parado me va a dar algo. Aunque como haya helado tanto como parece, lo mismo ni podemos hormigonar".

Segundos después la ropa había cogido algo de calor. Como realizando un acto heroico, salió de la cama y se vistió con toda la rapidez que le fue posible. "Cuando sea rico compraré una casa con calefacción, qué felices vamos a ser mi madre y yo, cuando, en mangas de camisa, veamos desde la ventana cómo la ciudad se va vistiendo de ese manto, entre transparente y blanco, que, sin conseguirlo, intenta reflejar los millones de estrellas que viven en el negro firmamento. Mi madre no se merece tanta miseria. Si mi padre viviera seguramente nos irían mejor las cosas. La muerte siempre se ceba con las mejores personas, anda que no hay hijos de puta danzando por las calles haciendo el mal y amargándole la vida a los demás, esos nunca mueren jóvenes, aunque tal vez mi madre tenga razón, Dios se lleva pronto a los buenos para que este mundo no los estropee. Pero si miramos la vida desde ese punto de vista, no interesa ser bueno, interesa ser malo y al final arrepentirse, total, te va a dar igual y encima vas a vivir más años. Claro que para ser malo hay que valer, la conciencia no le deja a uno actuar sin escrúpulos. Qué filosófico me he levantado esta mañana, chungo, cuando a mí me da por filosofar siempre acabo increpando al Divino, porque no lo comprendo, porque no entiendo sus actos. Claro, eso suponiendo que el Divino exista, que ese ya es otro tema en el que no entraré. Yo a lo mío, a preparar mi cuerpo con un buen cafetito caliente, para soportar las bajas temperaturas que van a golpearlo".

Después de fundirse en un cariñoso abrazo, las dos cuñadas se miraron a los ojos sin pestañear. Sus rostros estaban tan próximos que sus narices casi llegaban a tocarse. Se podían palpar los recuerdos de esa ilusionada pareja.

- Adela, cuánto lo siento, pero, ¿cómo fue?, ¿por qué no nos dijiste nada?.

- No lo sé, ahora me arrepiento de no haber avisado a nadie. Como Luis era tan raro y como había salido a mal con toda la familia, me pareció que no debía deciros nada. Después de actuar de ese manera no me explico cómo he podido ser tan egoísta y pedirte este favor. Según venía para acá me venía arrepintiendo, pero pensé que era demasiado tarde para dar marcha atrás. De todas formas quiero que sepas que te agradezco mucho tu hospitalidad.

En realidad no te llamé para que me dieras cobijo, lo que realmente necesitaba era un poco de amistad, un poco de compañía y de cariño, y pensé que el único sitio donde lo podía encontrar era a tu lado. Te recuerdo como la mejor persona que he conocido, por eso me decidí por ti y no por alguno de mi familia.

También con ellos salimos a mal, ¿lo sabías?. Espero que al final todo se olvide.

Ahora me pregunto cómo pude aguantar a ese hombre tan despiadado. Cuánto he sufrido. No te lo puedes ni imaginar, qué poco se parecía a su hermano.

- Bueno bueno, olvidemos el pasado, por lo menos los ratos tristes del pasado, recordemos los ratos buenos, cuando tú y yo éramos amigas, cuando siempre estábamos juntas.

Qué tiempos aquellos, qué pobres éramos y sin embargo no parecía faltarnos nada.

Cuánto ha cambiado la sociedad, el materialismo es el cáncer del alma, acabaremos mal y si no al tiempo.

- Es verdad, fíjate en mí, antes no tenía ni un duro y era la mujer más feliz de la tierra, tenía la mejor amiga del mundo y estaba rodeada siempre de alegría, sin embargo ahora tengo bastante dinero, ¿y qué?, no tengo amigos, no me hablo con la familia y he perdido los mejores años de mi vida destrozándolos al lado de un sinvergüenza.

Me alegré de su muerte, ¿te parece eso normal?, a veces siento que soy despiadada, me odio a mí misma por haber rogado a Dios que se lo llevara, pero es que me ha hecho tanto daño que nunca seré capaz de perdonárselo.

La tienda de ropa que montó allí en Santander fue todo un éxito, pasamos de la miseria a nadar en la abundancia, pero ahí es donde empezó la decadencia de mi matrimonio. Antes de pasar a formar parte del club de los ricos, Luis no me hacía feliz, pero tampoco me maltrataba, aquello al menos era llevadero. Pero no puedes imaginar lo que cambió cuando se vio con tanto dinero a su disposición. Se tiraba semanas sin aparecer por casa, y cuando lo hacía, venía acompañado de alguna fulanilla. Él me decía que era hija de un amigo o sobrina de un cliente que le compraba mucha mercancía, o que la había conocido hacía poco y le daba cobijo porque sus padres la habían echado de casa. ¿Cómo podía tener tanta cara?. En nuestra cama lo pillé varias veces revolcándo­se.

No sé como lo pude aguantar. Admiro a esas mujeres que, valientemente, presentan el divorcio a sus maridos. Si uno no es feliz con su pareja lo normal es que rompa con ella, ¿no lo ves tú así?, ¿por qué seremos tan imbéciles?, ¿por qué aguantaremos tanto?. La religión, la maldita religión es la culpable de todo esto. Desde que mi marido murió, he de reconocer que he cambiado mucho en este aspecto, antes no es que fuera una devota, pero creía, no ciegamente, pero creía. Ahora dudo de todo, dudo que Dios exista, dudo que el matrimonio sea una buena idea y dudo mucho que los curas sean unos buenos guías.

- No digas eso, todo es producto de tu dolor, ya pasará. El tiempo todo lo cura. Dentro de unos años, cuando mires hacia atrás, recordarás todas tus dudas como una pequeña anécdota, verás todo de distinta manera, comprenderás que no hay nada perfecto pero cerrarás los ojos y sentirás que a tu lado sigue estando el Todopoderoso.

- Tal vez, no te lo discuto, sé que Dios tiene que existir, debe de existir. Pero respecto a los curas no creo que cambie.

Últimamente me ha dado por leer y en mis manos han estado libros que te abren los ojos, libros que, mediante el razonamiento, te demuestran que la iglesia fue creada por fanáticos. Mira, el último que he leído te aclara, con gran lujo de detalles, que Pablo era un mentiroso, que el fundador de toda la fe cristiana era un sinvergüenza, que lo único que hizo fue distorsionar, hasta anularlo, el mensaje de Jesucristo. Sin embargo, los verdaderos seguidores de la doctrina de Jesús, fueron ridiculizados y borrados de la historia. Ya ves, te puede parecer todo una majadería, pero el libro te deja bastante convencida. Y si no piensa un poco, ¿te parece normal que los papas sean tan dictadores?, ¿es que no sabes que la iglesia está totalmente jerarquizada y lo que dice el Papa va a Roma?. ¿No te has enterado de lo que ha hecho este último?, ¿cómo se llama?, Juan Pablo segundo, ¿no?, bueno da igual, pues le ha prohibido a las mujeres acceder al sacerdocio para toda la eternidad. ¿Quién es él para ordenar eso?, ¿no proclama la igualdad?, pues que empiece a tratar a todos por igual dentro de su maldita fundación. Si dentro de esa gran secta se discrimina a las mujeres, qué no pensarán de las que estamos fuera. Te digo yo que cuando nos demos cuenta del mal que nos ha hecho este Papa será ya demasiado tarde.

- ¿Cómo puedes decir eso?, que Dios te perdone.

- ¿Tú crees que Jesucristo discriminaría a las mujeres así?.

- No es que las discriminen, si te das cuenta, Jesús sólo tenía discípulos.

- Otra de las grandes mentiras de la iglesia, por lo que se ve, Jesús también se rodeó de mujeres, pero claro ese es otro de los innumerable hechos que la iglesia ha ocultado respecto de la vida de Jesucristo.

- Sabes lo que te digo, que estos temas los trates con mi hijo, él es igual que tú, yo intento conducirlo por el buen camino pero no lo consigo.

Cuando lo veas te vas a quedar helada, qué guapo está y qué buena persona es.

Aquí es donde vivo. Como puedes comprobar, mi casa es muy humilde, demasiado humilde para una dama como tú, pero otra cosa no te puedo ofrecer.

- Ya te lo he dicho antes, yo no busco comodidad, esa la he tenido en demasía y mira cómo me han ido las cosas. Lo que busco es cariño y sé que eso, a tu lado, no me va a faltar.

- Gracias Adela, me alegra mucho que tengas ese buen concepto de mí.

Mientras subían por las escaleras, las manchas que, salpicadamente, ennegrecían la ya ocre pintura, hicieron que María se avergonzara.

Adela, al observar toda esa podredumbre, sintió pena por su amiga. Pensó que María se merecía algo mejor, que la vida le había tratado injustamente. Recordó el fatídico accidente que acabó con la vida de su cuñado. Recordó a Juan cuando tan sólo tenía cinco años abrazándose a su madre que lloraba desconsoladamente. Dirigiéndose hacia el Creador, le hizo una pregunta: "¿Qué pasa, es que al que le das amor no le das nada más?, ¿no te parece bastante injusto haberte llevado a su marido para que encima le hagas vivir así?".

Al abrirse la puerta de entrada, María respiró hondo. Bueno lo peor ya ha pasado pensó, mi casa es pequeña y humilde, pero en ella se puede respirar la limpieza.

Adela, al notar que de la casa no salía calor, sintió más rabia e increpó un poco más al Creador.

Los dos cansados corazones tenían mucho que contarse. Entre bellos recuerdos y con el confort que proporcionaba el brasero, dos tazas que contenían un aromático café, lentamente, se fueron vaciando.

- Ahí está mi hijo.

Tengo que hacerte una advertencia, si los ves entrar con los ojos sin brillo y con los párpados como pesados, no esperes mucha conversación de él, pero si lo ves entrar con los ojos llenos de luz, abre tu corazón, que él abrirá el suyo.

Juan entró en la casa dando las buenas tardes. Sus ojos apagados fueron observados detenidamente por las dos mujeres que lo esperaban.

María sintió pena al verlo apesadumbrado.

Adela quedó prendada de esa mirada triste y alejada. Esos maravillosos ojos que le llenaron de ternura le hicieron desear darle un gran abrazo a ese hermoso joven, pero atendiendo a la advertencia de su cuñada, decidió esperar para ver si los ojos de su bello sobrino decidían llenarse de luz. Cosa que no sucedió.

Juan la saludó fríamente, como sin sentimiento, acto seguido se sentó a su lado.

- Tú debes de ser la mujer de mi tío, o sea, mi tía.

No te recuerdo.

- Claro hijo mío, hace ya tantos años que me marché.

- Mal día ¿verdad?.

María le hablaba a su hijo con una profunda melancolía.

- Has tenido mala suerte Adela, ya te lo dije, él es así, o viene muy hablador o se presenta como si le hubieran roto el corazón. No tiene punto intermedio. Es una pena que lo hayas conocido en un momento malo, porque ahí donde lo ves, es cariñoso y conversador.

Adela no había parado de observarlo, esa media melena rizada y negra le recordó al hermano de su marido.

- Eres igualito que tu padre, fuerte, guapo y con ese pelo tan hermoso. Me recuerdas tanto a él.

A ti María, te sucederá lo mismo supongo.

- Sí, me recuerda mucho a su padre, quizás por eso lo quiero tanto.

- Vale, vale, que como no paréis de echarme piropos, me voy a poner colorado.

- No te hagas el tímido que no lo eres, y más vale que en vez de estar ahí sentado como un gilipollas, te levantes y le des un beso a tu tía.

Esta juventud ha perdido las buenas costumbres.

Juan, medio a regañadientes, se levantó y se dispuso a darle el obligado beso a su tía. Adela, intentado facilitarle un poco las cosas, también se levantó y le ofreció la mejilla al joven que tanta ternura había producido en su corazón.

Apenas fueron unos segundos, pero el suave perfume que desprendía el cuidado cabello y la delicadeza que poseía el cutis que besó, le transportaron a un mundo de tranquilidad y de sosiego. Sus ojos se abrieron para poder observar la inmaculada belleza de la mujer que tenía a su lado, fue entonces cuando vio a una dama de unos cincuenta años, fue entonces cuando observó unos hermosos ojos azules, una pequeña y graciosa nariz y unos labios sensuales que le atraían haciéndole perder la noción del tiempo. Su mirada comenzó a viajar para deleitarse con el cuerpo de esa atractiva mujer. Observó unos pechos erguidos y una estrecha cintura, imaginó unas esbeltas piernas debajo de una larga falda negra. En esos momentos se dio cuenta de que su madre estaba observándole, comenzó a disimular. Volvió a mirar a su tía a los ojos, se encontró con una mirada llena de cariño y quizás hasta de complicidad.

- Esperaba encontrarme con una mujer, ¿cómo te diría yo?.

- Más vieja, ¿no es así?, replicó María.

- ¿Más vieja que yo?, ¿entonces que esperabas encontrar, un muerto viviente?.

- No exageres Adela, te conservas estupendamente, sin embargo fíjate en mí, yo si que estoy hecha un desastre. Para que luego digan que el dinero no vale para nada, si yo fuera rica tendría una envidiable figura y un deslumbrante rostro, mi pelo sería sedoso y con brillo.

- Es verdad que el dinero te ayuda, pero también has de poner algo de tu parte, mucho sacrificio me cuesta a mí mantenerme tan delgada, ¿qué te crees, que no me lleno de envidia cuando veo a alguien devorando un buen chuletón?.

María se levantó de la mesa, era la hora de la comida.

- Hoy vamos a comer a lo grande, he preparado una paella que os vais a chupar los dedos. Te digo esto Adela porque sé que mi hijo va a saltar que cómo se nota que tenemos visita, es así de claro. Yo le intento explicar que así no se puede ir por la vida, pero ya ves, ni puñetero caso me hace.

- La verdad es que no iba a decir nada, tú solita te lo comes y te lo guisas.

- ¿Qué me dices?, ¿qué no ibas a decir nada?. Adela tócale la frente que este muchacho tiene fiebre.

- Se ha levantado en tono vacilón y me parece que le va a durar todo el día.

¿Tú crees que una persona puede aguantar tanto como yo aguanto?. El día menos pensado me nombran mártir.

- Tendrás queja de tu madre.

- No, yo no me quejo, precisamente por eso me nombrarán mártir.

- ¿Estáis todo el día así?, qué alegría me da ver que sois tan felices, qué alegría me da ver que tenéis todo lo que me ha faltado a mí. Sólo recuerdo una época en la que fui feliz, una época en la que tenía el más preciado de los tesoros, la amistad de una mujer llamada María, que era, y es, la mujer más maravillosa del mundo. Pero eso fue hace muchos años, desde que perdí contacto con esa bella mujer la vida me ha ido llenando de angustia, de amargura y de soledad. Una angustia, una amargura y una soledad, que hacen que sienta envidia de vuestra felicidad.

María, al notar que los ojos de Adela comenzaban a encharcarse, se dirigió hacia ella y, después de darle un sonoro beso, la abrazó con todas sus fuerzas.

- A ver si lo entiendo. Vosotras dos erais amigas, supongo que conocisteis a vuestros fallecidos maridos el mismo día y supongo también, que hasta salisteis juntos los cuatro.

¿Es así?.

Así es, contestó Adela.

- Sin embargo, después de casadas perdisteis vuestra relación.

Tú Adela, junto con mi tío, marchaste hacia Santander.

- Exacto.

- Después, la vida os ha tratado de forma desigual. Mi madre fue feliz en su matrimonio mientras éste duró, sin embargo tú has sido desdichada porque, supongo, vamos, digo yo, mi tío era un cabrón.

- Juan, ¿cómo puedes decir eso?.

- No le riñas María.

Quizás te quedas corto en el adjetivo que has utilizado.

- Mi madre ha tenido que luchar para sacarme a mí adelante y ha tenido que sufrir una severa pobreza, mientras, tú has conseguido vivir desahogadamente, pero sin conseguir ser feliz.

- Esa es la historia de nuestra vida, sí señor, ni yo misma te lo hubiera contado mejor.

- Pero hay algo que no entiendo, si os llevabais tan bien, ¿por qué cortasteis vuestra relación?.

- Porque tu tío era una persona un tanto especial. No le resultaba fácil llevarse bien con la gente, era egoísta y hasta egocentrista, se pensaba que él era el centro del mundo y hacía lo que quería. Por eso un día sucedió lo que tenía que suceder. Tu padre, defendiéndome a mí, le dijo cuatro verdades, verdades que a Luis no le apetecía escuchar. De las palabras pasaron a las manos. Un ojo morado y un dedo roto se convirtieron en un muro que se interpuso entre los dos, un muro que jamás llegó ni tan siquiera a agrietarse.

Tú apenas llegaste a conocer a tu padre, no sé si tu madre te habrá hablado lo suficiente de él, supongo que sí puesto que sigue enamorada de su recuerdo, pero si no lo ha hecho, o si te ha parecido que exageraba, te diré que tu padre era una persona maravillosa, un hombre cabal y, sobretodo, un hombre justo, cosa que en este mundo no suele abundar.

Yo siempre pensé que Dios se lo había llevado porque era demasiado bueno para permanecer en este miserable mundo, siempre pensé que el Señor tenía miedo de que al final lo estropearan y por eso decidió arrancárselo a tu madre. Claro que eso antes, pues ahora ya no sé qué pensar. He sufrido tanto y he visto tantas injusticias, que como dijo un filósofo, alemán según creo: "si es verdad que existe Dios, no me gustaría estar en su lugar, me partiría el corazón haber creado tanta miseria".

- Ostras tía vaya frase. Esa me la apunto.

¿Cómo era?, a ver, repítemela.

- Coge papel y lápiz.

- No, no hace falta, sólo conque me la repitas se me quedará grabada en la memoria, pues aquí donde me ves, tengo bastante poder de retención. Si la vida me hubiera tratado de otra manera seguramente hubiera sido un buen estudiante.

María, al oír esas palabras surgir de la boca de su hijo, sintió que no se había preocupado lo suficiente por él. Agachó la mirada y, cerrando los ojos, comenzó a auto castigarse.

Adela, al ver que su cuñada agachaba el rostro, y sin saber lo que podía llegar a sentir una madre al oír esas palabras, puesto que ella nunca había conseguido tener descendencia, imaginó la tristeza que en esos momentos inundaba el corazón de su amiga.

- María, estoy segura de que tú has hecho todo lo que has podido por tu hijo. No agaches la mirada, esas palabras, imagino el dolor que te han producido, pero te puedo asegurar, y no conozco de nada a Juan, que él no las ha dicho con esa intención.

- Madre, no sufras, no te aflijas, es el destino el que ha dibujado nuestra ruta, tú bastante has hecho por mí, sé lo que has tenido que trabajar, sé hasta donde te has tenido que degradar para que yo estuviera bien alimentado, sé que has pasado hambre, que tu estómago se llenaba sólo cuando el mío estaba a rebosar, madre, por favor, no interpretes mal mis palabras.

Juan no pudo evitar arrancar a llorar, le había hecho daño al ser que más quería y eso le estaba destrozando.

- Madre, mírame a los ojos, sabes que te quiero, que te quiero como a nadie, que eres la razón de mi vida, que mi futuro no lo veo si no es contigo a mi lado, ¿cómo puedes imaginar que yo te hago algún reproche?.

- No, cariño mío, sé que no me reprochas nada, soy yo la que se hace los reproches. Si hubiera sido capaz de ganar algo más de dinero, hubiera podido mandarte a la universidad. Después de haber sacado tan buenas notas en el bachillerato y después de pasar la selectividad, ¿qué crees, que no he sufrido al ver que te has tenido que poner a trabajar?, y encima en una obra, con el frío que hace en esta ciudad en invierno y con el calor que tanto sofoca en el verano. Sólo Dios sabe lo que yo deseaba que estudiaras, pero esta maldita artrosis impidió que siguiera trabajando. Perdóname hijo mío, si de algo me arrepiento es de no haber conseguido darte estudios.

- Mamaíta mía, me has dado todo lo que tenías, me has dado más amor del que merezco, me has criado por encima de tus posibilidades. No sufras pensado que todo podía haber ido mejor, ha ido así y ese ha sido nuestro destino, pero lo verdaderamente importante es que somos felices, que nos queremos y que permanecemos juntos. ¿Qué más le podemos pedir a la vida?. Sí, es verdad que a veces me quejo de no haber podido estudiar, pero no pienses que por eso no soy feliz, lo que pasa es que somos muy egoístas y cuanto más tenemos más queremos, lo que pasa es que lo que no poseemos es lo que más deseamos, pero eso son frases que se las lleva el viento, los hechos son los que demuestran la situación de cada persona, no las frases, y los hechos hablan por sí solos.

¿O no es así?.

¿No te he demostrado hasta la saciedad lo que te quiero?. ¿No me ves que soy feliz?. Pues eso es lo importante.

Adela, al sentirse cerca de una escena tan tierna, se dio cuenta de algo que ya había aprendido con su propia experiencia. Se dio cuenta de que lo importante no es el dinero, que lo importante es el cariño, el afecto, la amistad y la compañía. Se dio cuenta de que el estúpido materialismo estaba deshumanizando a la humanidad. Una idea, quizás descabellada, se instaló en su mente. "Como yo tengo dinero, podría dedicarle algo de lo que me sobra para facilitarle los estudios a este cariñoso muchacho". No pudo reprimir sus pensamientos.

- Estoy pensando, y no creáis que me da algo de vergüenza decirlo, que me podría quedar a vivir aquí en Salamanca, podría comprar un piso y vosotros podríais veniros a vivir conmigo. Venderíais esta casa, y con ese dinero Juan podría ir a la Universidad. Claro, que como ya no se puede hacer nada hasta octubre del año que viene, durante todo este tiempo Juan seguirá trabajando y ganando ese dinero que tanta falta os hace. Os puede parecer una idea descabellada, hasta os puede parecer que esta decisión la he tomado precipitadamente, pero como quedan algunos meses para que eso suceda, se sabrá si la idea sigue siendo fuerte o si por el contrario va perdiendo consistencia.

¿Qué os parece?.

Esas palabras resonaron en el pequeño y frío salón, como proviniendo del espacio, como si de la boca de un ángel hubieran surgido.

Juan quedó atónito sin ser capaz de articular palabra alguna. María, que conocía la bondad de su amiga, no pudo evitar asombrarse al ver que todavía existía gente capaz de hacer sacrificios de tal índole.

- ¿Cómo puedes decir eso?. ¿No querías ir al sur a vivir?, además, ¿es que no ves que apenas nos conocemos?. ¿Cómo puedes estar segura de que nos llevaríamos bien?.

- Yo no estoy segura de que esto vaya a funcionar, pero como tenemos tanto tiempo para descubrirlo, el riesgo no parece excesivo.

Ah, se me olvidaba. Para que todo quede atado y bien atado, y para que no tengáis miedo de vender esta casa, propongo que la casa que compre esté a nombre de los tres, así, si luego hay disputas o enfrentamientos, vosotros nunca os quedaréis en la calle.

¿Qué os parece?.

Juan no salía de su asombro, no podía dejar de mirar a su desinteresada tía. Recordó que al besarla su suave fragancia y su delicado cutis habían causado mella en su corazón, que, sin quererlo, se había enamorado un poquito de ella. Recordó que la conversación mantenida con ella durante la comida y la profundidad de sus expresiones, habían hecho que ese pequeño enamoramiento creciera algo más. Pero al oír esas palabras tan contundentes, tan llenas de sinceridad y tan llenas de cariño, ese amor había crecido hasta alcanzar cotas hasta ese momento desconocidas para él. Deseó abrazarla, deseó apretarla hasta tenerla tan cerca que sus cuerpos llegaran a estorbar. Deseó decirle que la quería, que la amaba, que la deseaba. Pero todos esos deseos debieron quedarse en su interior. Su madre no hubiera entendido nunca esa escena, sus ideas religiosas le hubieran hecho pensar que aquello era una especie de sacrilegio.

- Veo que os habéis quedado un tanto confusos. No me extraña estas cosas no suceden todo los días, pero, por favor, no me miréis como a una especie de salvadora, no penséis que soy tan buena, en realidad esto lo hago por mí, no por vosotros, y si no, reflexionar.

Mi vida ha sido un desastre, he sentido la soledad tan dentro de mí, que la conozco a la perfección, sé lo que siente el corazón cuando no puede regalarle a nadie todo el cariño que es capaz de producir. Sé perfectamente lo lento que transcurre el tiempo cuando los segundos se pierden en el pasado sin haber producido nada satisfactorio. Por favor, no lo hagáis por vosotros, hacerlo por mí, por hacerme feliz, hacerlo por una vieja que no quiere seguir pasando hojas en el calendario sintiendo que su vida está llena de vacío y de soledad. Pensaréis que no lo digo de corazón, pero este día, este esperanza­dor día, he sentido que la noche ha comenzado a dejar de ser oscura, he sentido que el alba ha decidido dañar mis avejentados y cansados ojos con una potente y tranquilizadora luminosidad. Hoy he sentido dicha, he sentido amistad y he sentido amor. Hacía mucho tiempo que estos sentimientos no golpeaban mi ser. Hoy me da la impresión de que se va a producir el cambio, el cambio que tanto he deseado, el cambio que tanto he ansiado y tanto he rogado, hoy parece que los cielos me sonríen, que la tristeza eterna que me envolvía se ha desintegrado en pequeñas moléculas que han viajado hacia el infinito. Hoy he sido feliz, profundamente feliz, dichosamen­te feliz, y no estoy dispuesta a dejar de serlo. No intentéis negarme lo que os pido porque nunca os lo perdonaría. Soy muy egoísta, lo sé, pero después de tanto sufrimiento he aprendido a valorar las ilusiones, y la ilusión que ahora me colma es la de vivir a vuestro lado. Necesito sentiros cerca, abrazaros cada vez que necesite calor humano, besaros cada vez que mis labios quieran llenarse de gozo, necesito sentiros cerca, necesito que estéis a mi lado.

Juan no daba crédito a todo lo que había escuchado, las hermosas palabras que habían surgido de la boca de su tía todavía resonaban en su mente. Las sinceras súplicas que se habían dibujado en el aire, habían sido capaces de rasgarle el pecho para después hincarse en lo más profundo de su ser. La noche ha comenzado a dejar de ser oscura, qué bella frase, se dijo. El alba ha decidido dañar mis avejentados y cansados ojos con una potente y tranquilizado­ra luminosidad. Qué sentimiento, cuánta esperanza encerrada en una frase. Hacía mucho tiempo que estos sentimientos no golpeaban mi ser. Cuánto deseo de cariño, cuántas ganas de amar contiene ese aparentemente frágil cuerpo. Te amo, te deseo, hoy para mí la noche también parece que ha comenzado a dejar de ser oscura, hoy parece que el alba ha decidido dañar mis tristes y apesadumbrados ojos con una potente y tranquilizadora luminosidad. Nunca sentimien­tos tan fuertes golpearon mi ser y nunca mis labios quisieron besar con la intensidad que ahora lo desean. Te amo y te deseo. El torrente de sensaciones que me llegan procedentes de ti me está abriendo la piel, está rasgándome la carne y produciéndome un dolor que, lejos de desear que cese, deseo que crezca hasta morir por él, porque si ahora muriera, moriría en éxtasis, moriría como siempre he deseado morir, como un místico del amor, como un místico del sentimiento, como un místico de la pasión. No pares de lanzarme sentimientos, no pares de llenarme de gozo, no pares nunca de llenar mi cuerpo de ansia. Es tanto lo que me has dado que nunca podré devolvértelo, pero yo, al igual que tú, me he hecho egoísta, todo lo que me venga será bien recibido, toda la dicha que sea capaz de contener será bien acogida. No te vayas nunca, nunca, nunca.

María no daba crédito a todo lo que había escuchado, las hermosas palabras que habían surgido de la boca de su amiga, todavía resonaban en su mente. Las sinceras súplicas que se habían dibujado en el aire, habían sido capaces de envolverle llenándola de amor. La noche ha comenzado a dejar de ser oscura, qué bella frase, se dijo. El alba ha decidido dañar con cariño mis avejentados y cansados ojos con una potente y tranquilizadora luminosi­dad. Cuánto futuro contenido en una frase. Hacía mucho tiempo que estos sentimientos no golpeaban mi ser. Cuántas ganas de compañía contiene ese frágil cuerpo. Te quiero, deseo que nunca te alejes de mí, deseo recordar nuestra amistad. Hoy para mí también la noche ha dejado de ser oscura, hoy parece que el alba ha decidido dañar mis apagados ojos con una potente y tranquilizadora luminosidad. Sentimientos tan fuertes hace mucho tiempo que no golpeaban mi ser. No te vayas nunca, nunca, nunca.

- Bueno, responderme, no vais a estar ahí parados todo el día mirándome como si hubierais visto un fantasma.

- Adela, creo que te has precipitado, creo que esto deberías meditarlo. Yo, no habría cosa que más deseara en el mundo, sobretodo por mi hijo, porque se lo merece, porque todo lo que le venga es poco y porque es lo más maravilloso que ha vivido en la tierra. Pero pienso que tus palabras deben de ser meditadas con tranquilidad, no en una noche, sino en unas semanas. No te molestes pero no puedo aceptar tan esperanzadora proposición, aunque como te he dicho, no habría cosa que más feliz me hiciera, pero creo que no debes sacrificarte hasta ese extremo.

- Madre, creo que lo dice de corazón, creo que sus palabras han sido sinceras. Yo, por mi parte, intentaré no defraudarte y sacaré adelante todos mis estudios con muy buenas notas. Después, cuando sea un gran médico, que es lo que quiero ser, te devolveré todo lo que me has dado, te devolveré eso y más, mucho más.

- No me devolverás nada, porque si yo consigo darte lo que te hace falta, tú, segura estoy de ello, me darás mucho más de lo que me hace falta. Sólo con tu compañía estaré pagada de sobra. Todo el tiempo que vivamos juntos, me darás esperanza, ilusión, cariño y amor, estoy segura.

Adela hablaba de un amor de amistad, pero, sin poderlo evitar, imaginó un amor carnal. Sin poderlo evitar, se imaginó siendo poseída por ese joven muchacho que le había devuelto la ilusión.

Juan, al oír las palabras de su tía, pensó que ella estaba hablando de un amor de amistad, que no podría estar pensando en otra cosa, pero él le daría mucho más, le daría amor verdadero, amor de pasión, amor de sexo. Se introduciría en su cuerpo provocándole una secuencia casi infinita de orgasmos. Gozaría tanto queriéndola que no le importaría morir en ese instante.

Un mes después, Adela compró un bonito piso situado cerca del campus universitario. María seguía estando reticente a llevar a cabo la idea de su amiga y cuñada, pero Juan había tirado de ella, él estaba ilusionado y no le iba a permitir dar marcha atrás. Durante ese mes, tía y sobrino habían tenido conversaciones de todo tipo, pero sobretodo religiosas. Tenían un concepto de la vida muy parecido, por eso, durante ese mes, lejos de alejarse o de llegar a la monotonía, se habían acercado tanto que, a veces, se habían rozado sintiendo en sus corazones una indescriptible felicidad.

Después de comprar todos los muebles necesarios, se fueron a vivir al nuevo piso. María tenía miedo de que cualquier enfrentamiento hiciera esa situación tristemente insostenible. Nunca le había gustado vivir de limosnas, y, aún sabiendo que su amiga lo hacía de corazón, sentía que le ayudaba por lástima. Pero el hecho de ver a Juan constantemente con los ojos llenos de luz, le hacía olvidarse, o al menos esconder en un rincón de su mente, esa sensación que tanto le apesadumbraba. Muchas horas de conversación con los dos seres que más quería fueron necesarias para ser convencida de poner su piso en venta.

Dieciocho días después, diez millones de pesetas fueron ingresadas en su cuenta de ahorro. Empezó pidiendo doce millones por el inmueble, pero al final tuvo que rebajarlo ya que nadie estaba dispuesto a pagar tanto dinero. Le pareció que lo había vendido barato, que si hubieran esperado hubiera sacado más dinero por él, pero Juan le convenció de que no era mal precio. En realidad su hijo deseaba venderlo al precio que fuera para así evitar que su madre diera marcha atrás en el proyecto que tanta ilusión le había generado.

Una noche María fue despertada por unos ruidos que le parecieron sollozos. Se levantó con cautela para que, quién producía ese mudo llanto no se diera cuenta de su presencia.

Pegó la oreja a la puerta de la habitación de su cuñada pues era de allí de dónde partían los lamentos. Después de escuchar durante unos segundos, comprendió que esos entrecortados y silenciosos gritos no eran producidos por un dolor o una pena. Después se dirigió hacia la habitación de su hijo y abrió la puerta con cuidado. Cómo había supuesto, la cama estaba vacía.

Noche tras noche Adela tocaba el cielo sin sentir remordimiento por haberle arrebatado a María el amor de su hijo.

Noche tras noche Juan cambiaba de cama, y se olvidaba que su madre lo sabía todo, sin sentir remordimien­to por ello.

Noche tras noche, el frágil sueño en el que intentaba habitar María era roto por los mismos silenciosos gritos. Noche tras noche, su corazón se llenaba de una tristeza que le hacía envejecer. Cada vez que era despertada moría un poco, pero la luz que emitían los ojos de su hijo al llegar la mañana, era suficiente motivo para desear, al llegar la noche, morir un poco más.

1 comentario:

  1. Muy bonita la historia, sin lugar a dudas, pero sólo una cosa, cuando se plagia lo mínimo que se debe hacer es nombrar al autor, ¿no te parece?

    Me presento, me llamo Javier y soy el autor de esta novela corta, está publicada en mi web http://escritoresylectore.com

    Un saludo y te deseo todo el éxito del mundo.

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